El próximo 21 de marzo, vamos a tener un ENCUENTRO organizado por nuestra Asociación de Antropología Arakadia y la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra Gaz Kaló, dentro de la semana antirracista que anualmente coordina Sos Racismo Nafarroa. Pretendemos hablar sobre el pueblo gitano con la habitual tranquilidad que ofrecemos en los café-tertulia de Arakadia. A través de la riqueza del conocimiento que nos ofrecen las relaciones personales pretendemos avanzar hacia un mundo más justo en el que ya no hablemos de razas, sino del placer de convivir con personas diversas y respetuosas. La antropología, aunque no solo, usualmente estudia colectivos y comunidades discriminadas o invisibilizadas. Aunque el pueblo gitano sea visible después de 500 años en convivencia, sigue siendo un pueblo poco conocido y lleno de estereotipos y prejuicios que hacen mucho daño a la convivencia. Hablaremos del proceso que están viviendo por mantener su identidad, su riqueza cultural apasionada y apasionante. Trataremos del rechazo que todavía siguen sufriendo, que ahora llamamos antigitanismo, y también de los procesos de cambio en los que está sumergida la cultura gitana, que procura posibilitar entre otras mejoras, una sociedad igualitaria entre mujeres y hombres. Vivimos en una sociedad en las que las relaciones cara a cara son cada vez más difíciles. Vivimos con prisas y preferimos las redes para nuestras relaciones. En esta jornada pretendemos que, con la conversación, con la escucha, con la empatía podamos pasar un buen rato y conocernos más.
El día 14 de febrero de 2023 se llevó a cabo el café tertulia organizado por la asociación de Antropología Arakadia. Durante este encuentro se propuso la temática del carnaval como eje de discusión. Desde la perspectiva antropológica iniciamos con una exposición sobre el carnaval como patrimonio cultural que entiende a las fiestas populares como un acervo de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación, ya que incluye tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
Hablamos sobre cómo las tradiciones propias del carnaval están compuestas de elementos simbólicos y generan representaciones sociales vinculadas a las festividades como un espacio de transgresión (patrimonio inmaterial), y al mismo tiempo hay expresiones tangibles como los disfraces que pertenecen al ámbito del patrimonio material. Los carnavales poseen una dimensión tradicional, con un fuerte componente identitario, pero van cambiando con el tiempo a medida que cambia la sociedad.
Una vez planteadas algunas herramientas que nos ofrece la antropología para reflexionar sobre estas festividades, se abrió el espacio para compartir las distintas concepciones y experiencias de las y los participantes. Hablamos sobre los orígenes del carnaval tanto paganos como la apropiación que hizo el catolicismo de estos ritos populares. Se comentó sobre las diferencias entre los carnavales de distintas zonas de Navarra, lo que llevó a cómo se festeja en los pueblos. Surgió así el tema de la espectacularización del carnaval, y que genera intereses contrapuestos en los pueblos. Por un lado, el interés económico del turismo y la hostelería, y por otro, las personas que quieren mantener los carnavales como una fiesta local. Se planteó que en algunos carnavales hay una folklorización para el consumo que genera un sentimiento de que “hay que ir a verlo” y que atrae a muchas personas a estas festividades. Se destacó que hay una exportación de las tradiciones como pasa con los Joaldunak que se han hecho muy populares fuera de Navarra.
En este sentido se interpretó que existe una patrimonialización pero se cuestionó el hecho de si es una obligación o no mantener los carnavales tradicionales y se propuso que se podrían hacer otras fiestas en los pueblos solo para los locales.
Se destacaron algunos cambios, por ejemplo, ahora hay fiestas en los pueblos y en los barrios durante casi todo el año, que muchas veces son difundidos por los ayuntamientos y forman parte de un programa oficial. Por otra parte, ahora se organizan muchas comidas en estas fechas donde se come y se bebe mucho cuando antes se solía salir a pedir la comida en las casas.
Se conversó acerca de las diferencias entre los carnavales rurales y los urbanos. Aún se mantienen tradiciones como la quema del Mielotxin y surgió la pregunta sobre qué pensamos hoy sobre estas tradiciones. Algunas personas lo asociaron a la pena de muerte, pero otras no lo vieron así, pero se trajo el tema del fuego como algo que atrae a las personas.
Nos preguntamos por qué se mantienen los carnavales y se lo relacionó con que son días de libertad, asociado a los disfraces que se utilizan para no ser reconocido o para ser otra persona. Se mencionó que en estas fechas se venden el 70% de los disfraces del año por lo que son importantes para los comercios.
Hacia el final del debate se mencionó el festejo de caldereros en Pamplona en donde la gente se disfraza de gitanos y gitanas, lo cual ha producido que personas del pueblo gitano se pronuncien en contra de este tipo de disfraces por considerarlos como una caricatura o burla. Este punto generó controversia porque algunas personas que no pertenecen al pueblo gitano consideran que se hace sin ninguna mala intención, pero como contraparte se expuso la situación de discriminación que sufre este colectivo y como se ha tratado desde la cultura dominante asimilar a las personas gitanas.
Como conclusión se planteó que son necesarios espacios de encuentro intercultural para la discusión de estas problemáticas y para entender las distintas posiciones con el objetivo de buscar soluciones. En este sentido, inspirados por el antropólogo Llorenç Prats hacemos un llamado a pensar en el patrimonio no como una entidad esencial sino como un conjunto de recursos y estrategias para la reflexión cultural e identitaria, también como herramientas para el intercambio y conocimiento mutuo con personas de otros contextos culturales, y para la sostenibilidad y reproducción social de la diversidad cultural.
Arakadia organiza un café tertulia sobre carnavales el próximo 14 de febrero en el centro Plazara!
Las sociedades que estaban excesivamente controladas a base de normas y constantemente expuestas a la más extrema de las pobrezas encontraron en el carnaval una ruptura a todos los niveles y estructuras sociales significativas como, forma de vestir, alimentación, interacción social, costumbres, etc.
Hoy, el carnaval no solo es una crítica social si no también una ruptura de lo cotidiano. Esta transgresión a través de las mascaradas, las representaciones simbólicas y las reales producen un efecto de válvula de escape que se caracteriza en algunos casos por el desenfreno y el caos rompiendo así los tabúes que nos marcan como sociedad.
Es tiempo de cambios, de vuelta a los orígenes pero también es el tiempo de la regeneración social y de lo cotidiano.
La mercantilización, presente en todos los aspectos de nuestra vida actual, produce un consumo más elevado de esta cultura carnavalesca lo que genera cambios en las características de estas festividades.
Se abre el debate sobre hasta qué punto las instituciones deben intervenir en las fiestas, del que todas las personas son partícipes sin importar su clase social, y por lo tanto constituyen un patrimonio inmaterial declarado como bien de interés cultural.
El café-tertulia del 18 de octubre se desarrolló en un formato poco habitual. Tras una breve presentación inicial se dio paso al documental Gau Beltza, una iniciativa de Topagunea a partir del trabajo elaborado por los antropólogos Josu Ozaita y Jaime Altuna y recogido en el libro Itzalitako kalabazen berpiztea.
Después, como es habitual, las personas participantes (alrededor de una veintena en esta ocasión) se dividieron en dos grupos para hilvanar reflexiones en torno a diversas cuestiones sugeridas por las imágenes: los viajes de ida y vuelta de costumbres que percibimos como ajenas a nosotrxs en su origen y que en realidad, miradas de cerca, nos pueden conectar con nuestro pasado; la tensión entre categorías como recuperación, recreación e invención cuando hablamos de fenómenos culturales; el papel de la antropología como rastreadora y a la vez, en algunos casos, generadora de rituales, etc.
Hubo ocasión, cómo no, para traer a la memoria -o reconstruir en ella- tradiciones de nuestros entornos que se solían desarrollar entre el final de octubre y el principio de noviembre. Y es que en el origen de este café se encuentra la constatación de que asistimos a un nuevo giro dentro de las rápidas transformaciones que está experimentando el citado periodo en nuestra tierra.
En primer lugar, a partir de un escenario en el que durante muchas décadas el peso de la religión y la liturgia resultaba abrumador, se fue abriendo poco a poco, a partir de los años 80 del siglo XX, la oportunidad de experimentar el tránsito entre ambos meses principalmente desde la fiesta y la diversión. Así, de la mano de una cultura Halloween transnacional cuyas raíces y esencia tomamos por estadounidenses, fueron transcurriendo los años, sin tener en cuenta el origen europeo (irlandés y escocés, concretamente) de todo ello.
En lugar de calar hasta empaparnos por completo, esa lluvia encontró resistencia y, finalmente, surgió una reacción con espíritu de alternativa. Al principio como iniciativas locales aisladas; después, de forma cada vez más generalizada. Vimos que mediante Arimen Gaua o Gau Beltza se pretende, sin abandonar el espíritu festivo, crear espacios para el encuentro y goce colectivo basados en valores diferentes a los asociados a Halloween (sentido comunitario, horizontalidad, diversidad, promoción de la lengua vasca, perspectiva de género, etc.). En los grupos se habló sobre el sentido último de estas renovadas fiestas y de su semejanza con otras, llegándose a mencionar, por ejemplo, que a veces no resulta fácil identificar esos valores, al mismo tiempo que se percibe que esa es una parte fundamental en el impulso inicial de Gau Beltza.
Fueron muchas más las reflexiones compartidas: la paradójica relación que tienen todas estas celebraciones con la muerte y las personas muertas, la impermanencia de la existencia y por ende de las culturas, la función de los instrumentos de la antropología en el abordaje de los cambios socioculturales, etc. Nos quedó un buen sabor de boca, sin negar que para ello contribuyó la degustación de algunos de los dulces y alimentos asociados a estas fechas.
SAPOS, ESCOBAS, MINIFALDAS Y BURKAS. CONCLUSIONES DEL CAFÉ TERTULIA.
En el día 22 de noviembre se habló en el café tertulia sobre; cómo se construyó la imagen de la bruja, y qué se pretendió en esa proyección del mal sobre cierto sector social en una época concreta. Las preguntas que lanzamos en los diferentes grupos de discusión y en torno a los que surgieron las conclusiones fueron las siguientes:
Una mujer que es bruja, ¿puede dejar de serlo?
¿Cómo se estigmatiza hoy a la mujer? ¿se estigmatiza a la mujer occidental de algún modo?
¿Cómo se trata de ejercer hoy el control sobre la mujer?
Participantes en el café
Conclusiones;
-Existe una imagen con connotaciones positivas y negativas -de la bruja. Las connotaciones positivas están relacionadas con la naturaleza, mientras las negativas con la maldad intrínseca y la predisposición al sexo (malas y zorras).
-Entendemos que la construcción de la bruja trató de moralizar peyorativamente sobre aquellos rasgos que acentuaban la diferencia en ciertas personas (sobre todo mujeres), de las sociedades medievales. Esta construcción es imaginada puesto que las ideas de lo que es la bruja las imaginaron/construyeron otros. La bruja no se concibe así misma como una mujer que desea el mal y abraza ese mal (al diablo) que es la imagen de una religón ajena a la que era la suya propia. Esta imaginación se da en base a una pretensión, que es la de ejercer un control social. La bruja sirve de chivo expiatorio, donde se proyecta simbólicamente lo que normativamente está mal, y se vincula con rasgos y comportamientos cotidianos de “las brujas”.
-La imagen de las brujas se proyecta sobre un sector social que está más expuesto, de alguna forma, es más vulnerable precisamente por esos rasgos que les lleva a desmarcarse del resto del grupo mayoritario. En cierto modo, actualmente puede decirse que el proceso de estigmatización es una imagen construida que se proyecta desde el otro, creando una identidad falsa que describe supuestamente, desde el prejuicio, a una minoría grupal con cierta tendencia a la vulnerabilidad. Actualmente tenemos ejemplos como los inmigrantes, el colectivo LGTBI, y en el sistema educativo del estado, donde se aplican una serie de parámetros diversos cara a categorizar qué niño/a entra dentro de “lo normal” y quién necesita ayuda especializada.
-Por tanto, la estigmatización se genera desde la alteridad, se da sobre un colectivo minoritario que se diferencia del resto por algún tipo de rasgos/conductas que se vinculan simbólicamente con lo normativamente incorrecto, de forma que “el mal” social es culpa de este grupo. Son grupos minoritarios, diversos y expuestos estructuralmente de alguna forma, no protegidos institucionalmente y fácilmente expuestos a la acusación fácil.
-Por último, recalcar que también existe la estigmatización de grandes grupos sobre los otros. Este tipo de estigmatización surge del mismo motor que el otro tipo de estigmatización, cuando nos sentimos amenazados por la diferencia. La actual islamofobia nacería de este sentimiento, y se dirigiría a través de un sutil movimiento político que conduce a las masas occidentales a “pensar” de cierta forma despectiva sobre el mundo musulmán.
-Se habla de que las mujeres que fueron acusadas de brujería tenían la capacidad de curar y ayudaban en el parto. Siendo una necesidad la de controlar los aspectos reproductivos y de la muerte desde las instituciones religiosas y políticas de la época medieval, se las acusaba de ser promiscuas, fornicar con el mal directamente, y utilizar esas plantas con capacidad curativa para volar, en vez de curar. Actualmente, la reproducción está condicionada por el mundo laboral, y el parto está institucionalizado a través de la sanidad. Es complicado el derecho a llevar el parto en el propio domicilio.
-En cierto modo, en la época medieval se relacionaba a la bruja con la magia como herramienta para hacer el mal. En el siglo XX, Lévy-Strauss negó la capacidad curativa de la magia, en tanto que su función es la de apaciguar emocionalmente al paciente, y no tiene propiedades científicamente demostrables de su capacidad de curación. Por tanto, la magia de las brujas y de los chamanes, para ambos sistemas de conocimientos de las dos épocas, Edad Media y etapa contemporánea, es ineficaz. La ineficacia de la magia brujeril provenía de que servía para hacer el mal, infundiendo así el miedo y rechazo hacia la figura de la bruja. La del chamán, reconduce a los grupos indígenas a abrazar la sanidad occidental de los grupos de desarrollo intervencionistas en los territorios indígenas. Si no tomas la medicina, te mueres.
-Actualmente se ha estigmatizado a los “negacionistas” del Covid-19. Todos aquellos que han puesto algún aspecto de la enfermedad en duda, se han metido dentro del saco como “negacionistas”. Se les llega a acusar, de forma indirecta, de facilitar que el covid se expanda entre la sociedad, negándose a vacunarse, o a respetar el aislamiento.
Las fuentes documentales que nos dan acceso a conocer quiénes fueron las brujas son limitadas, en tanto que históricamente han sido escritas desde los representantes del poder de diversas instituciones políticas y/o religiosas.
Los últimos estudios sobre la brujería occidental, sobre todo aquellos que nacen desde las ciencias sociales o históricas nos sumergen en tratar de descifrar, precisamente, cómo “la bruja” fue una construcción representativa de control y poder social que se centraba en desvirtuar principalmente a la mujer desde sus aspectos más vinculativos a la naturaleza. En este sentido, la mujer rural tenía el estatus, además de la capacidad de crear vida en sus propios cuerpos, retar a la muerte a través de la sanación con la magia y plantas.
Desde Arakadia nuestro propósito es retar precisamente, a aquellxs participantes de nuestro próximo café tertulia. Nos proponemos abordar desde lo simbólico, qué elementos rodearon a la bruja para concebirla como enemigo público número 1 del control social que ejercía la Iglesia en la época medieval. Esta reflexión nos acercará a visibilizar cómo la proyección simbólica sobre la bruja no es tan diferente de la articulación simbólica que aplasta a la mujer desde una pretensión de “control social”.
Nos centraremos principalmente en dar unas pinceladas introductorias respecto a los significados que se dieron en torno a objetos que conferían identidad a la propia bruja durante la Edad Media, y los objetos actuales que referencian, de la misma forma que esos objetos en la Edad media, las relaciones de poder que tratan de constreñir socioculturalmente a la mujer en ciertos campos de las sociedades actuales.
Nombraremos, como no a la principal delatora de esta relación entre símbolo y relaciones de poder, desde la erudita Silvia Federici.
El periodo desde el final de octubre hasta los primeros días de noviembre guarda más de un misterio e invita a diferentes abordajes desde la antropología. Sin perder su contexto, donde la muerte y el recuerdo a las personas fallecidas cobra especial importancia en gran parte del mundo, en la actualidad la noche que une ambos meses desprende tal atractivo que la ha convertido en un territorio donde conviven diferentes propuestas.
Por ejemplo, en nuestro entorno ya no hablamos tanto de una Noche de Todos los Santos asociada al recogimiento, sino sobre todo de dos tipos de celebración festiva y callejera. Hablamos, por un lado, de Halloween: una fiesta cada vez más presente en toda Europa. Por otra parte, asistimos en los últimos años al desarrollo de una iniciativa de carácter local que se conoce, entre otros nombres, como Gau Beltza o Noche Negra y en el que en principio parecen coexistir la tradición popular y una reacción frente a Halloween.
En esta ocasión invitamos a conversar a partir de una pregunta: nosotrxs, ¿qué celebramos?
El café-tertulia del pasado 16 de junio sirvió para hablar sobre la manera que nos gustaría que fuesen las fiestas de San Fermín, su posible transformación y la aportación de la Antropología a este proceso.
En los 2 grupos creados, quienes participamos hablamos del enfrentamiento simbólico entre el proceso festivo y la estructura de la fiesta. Desde la perspectiva estructuralista se produce una ruptura entre las relaciones de poder institucionales y el propio hacer festivo del pueblo. Se desplaza la función simbólica como representación del cambio que pretende el poder institucional. En el proceso existe un programa sanferminero, pero las personas con su creatividad y espontaneidad formulan nuevas transformaciones que fundamentan la fiesta según espacio-temporal, circunstancias e interacciones.
Se habló sobre cómo la fiesta se canaliza en base al consumo en actividades, eventos, barracas, puestos y otras formas capitalistas transversales de la misma.
También de cómo la fiesta se entiende como una liberación de las normas cotidianas, una forma de desprenderse de aquello que constriñe el propio hacer de lo cotidiano que se graba y se sube a las redes sociales dejando en evidencia o cuestionando ética-moralmente acciones individuales que se dan en la misma. Se plantea dónde está el límite de la liberación de la norma.
La pretensión de búsqueda de un imaginario que vertebra estructuralmente la fiesta a lo largo de toda la historia de su propia existencia no es constructiva para que siga manteniendo su propia esencia. La esencia y el sentido se lo dan las acciones de los colectivos humanos que las generan, colectivos que proponen nuevos cambios de cara a asegurar la esencia de la propia fiesta. En estos tres últimos años se están consolidando posturas de carácter positivo a través de la reflexión, como los cuestionamientos sobre el bienestar animal o la violencia física y simbólica contra las mujeres.
Se plantean alternativas a las corridas de toros. Surgen ideas (meriendas en diferentes espacios con música, ir mezclando espectáculos diferentes en las tardes de la plaza…). También se valora de forma diferente las corridas de toros a la existencia del encierro, como una seña de identidad sanferminera.
Hay personas que reivindican la recuperación de unos sanfermines más locales, como san Fermín Txikito, apartando el mercantilismo actual. Los visitantes, si hay buen ambiente, continuarán viniendo.
Hay un sentimiento que durante los últimos años las personas hemos perdido el control de las calles y estamos más desmovilizados. Cuando hay conflictos con el Ayuntamiento, como actualmente con la salida de “Herri Sanferminak” y el colectivo de migrantes del centro de la fiesta, es cuando surgen nuevas y mejores ideas que crean nuevas tradiciones sanfermineras.
Los conflictos con las autoridades (todas) son permanentes y necesarios en este combate simbólico.
Para generar nuevos cambios que partan del pueblo es muy importante la labor realizada en Iruña, pero, también en los barrios y pueblos de Navarra, donde se produce una mayor participación ciudadana.
Los sanfermines son integradores de las diferentes personas que acuden y también de las ideas de una colectividad más importante en el espacio. Las peñas siguen siendo imprescindibles. Las queremos vitales y necesarias para impulsar los cambios necesarios para que la Fiesta se enriquezca y no se fosilice. Se plantea crear un espacio en Plazara, con reuniones periódicas y abierto a toda la ciudadanía, en el que se planteen ideas para la transformación de unos sanfermines en los que podamos disfrutar todas las personas, seamos más felices, más igualitarios y tengamos más respeto a los animales. Las peñas se comprometen a colaborar y a difundir sus resultados.
El próximo jueves 16 de junio a las 19h, en el espacio comunitario Plazara, Piazza San Marco, volvemos con un nuevo café-tertulia. Esta vez con un tema cercano y festivo, pero que también provoca controversias como son los sanfermines.
Con una mirada antropológica queremos que se reflexione sobre una Fiesta que provoca una transformación en las personas de nuestra Pamplona-Iruña durante unos cuantos días. Para cada persona los sanfermines tienen un significado diferente.
En esta jornada queremos que las personas hablemos y escuchemos en un ambiente relajado de los sanfermines, de nuestro modelo de fiestas y del grado de participación popular y espontaneidad característico a los sanfermines.